Conversaciones pendientes

En un curso al que asistí como alumna, hicimos un ejercicio que para mi significó un auténtico baño de realidad y una palanca de cambio hacia algunas cosas que estaban anquilosadas en mi vida y que pesaban en mi como una losa.

Si bien sabía que algún día llegaría el día de mi muerte, lógicamente, nunca me había puesto en tal tesitura. No me voy a extender en los motivos, pero quizás dedicamos poco tiempo al tema de la muerte…

Volviendo al ejercicio, me situaron metafóricamente en el último día de mi vida y me invitaron a mirar hacía atrás. He de confesar que sentí cierto vértigo.

En ese ejercicio se movieron muchas emociones y pensamientos que desembocaron en  firmes decisiones. Reformulé mi mirada hacia algunos aspectos de mi vida. Porque una cosa es coger distancia y la otra es situarte al final, dónde ya no hay un mañana. Ya no se puede postergar, ni autoengañarse con excusas, ni pasarle la culpa al otro… El tiempo se ha acabado y “toca cambiar a una pantalla final”, definitiva.

Y como consecuencia de ese ejercicio me pregunté: ¿qué conversaciones tienes pendientes? 

Y de ésto va el post de hoy.

Deseo compartir contigo, desde la intimidad que nos otorga este medio, una serie de preguntas para que desde la tranquilidad te las plantees de forma honesta y les dediques el tiempo de reflexión que se merecen. 

Te animo a que cojas una libreta y un bolígrafo para anotar todas aquellas reflexiones, respuestas o ideas que te vengan a la cabeza, porque las respuestas, como siempre, las pones tú.

Crea un espacio adecuado porque es importante la puesta en escena. Te recomiendo un lugar tranquilo, en silencio, en el que puedas conectar con lo más interno de tu ser. Sencillamente con tu esencia. Y desde allí te preguntes:

  • ¿Qué conversaciones tienes pendientes?
  • ¿Con quién?
  • ¿Sobre qué?
  • ¿Qué sucederá cuando las mantengas?
  • ¿Qué sentirás al mantenerlas?
  • ¿Cómo te sentirás al haberlas mantenido?
  • ¿Qué habrás superado?
  • ¿Para qué te habrá servido?
  • ¿Qué aprendizaje puedes extraer de esta experiencia?

Algunas personas diagnosticadas con una enfermedad terminal, de repente se empiezan a cuestionar preguntas de este tipo.

¿Es necesario esperar a estar enfermos o a que llegue el final de nuestra vida?

Sinceramente creo que no. Por eso he querido compartir este tema contigo. Ahora.

Afrontar conversaciones pendientes es un acto de valentía y de honestidad con uno mismo. 

Aprender a expresar lo que uno siente y piensa, de forma asertiva permite que las otras personas también dispongan del espacio para poder compartir sus ideas y sentimientos. 

Es ofrecer oportunidad al diálogo sincero, de corazón a corazón, no de ego a ego.

Abordar las conversaciones nos permite soltar lastre, desprendernos de ese peso que nos  bloquea, que nos inmobiliza y que hace que nos sintamos prisioneros de nuestros propios sentimientos.

Conversar nos hace libres y nos permite ese autoliderazgo que todos ansiamos.

Mantener estas conversaciones permite restablecer el equilibrio personal y en consecuencia en nuestra salud.

Podemos experimentar, menos tensión cervical, menos dolores de cabeza, menos contracturas… por ejemplo. Se trata de deshacer un nudo que estaba enredado. Ambas partes resultan liberadas.

Muchas gracias por leerme y estaré encantada de conocer tu opinión al respecto. ¡Te leo!

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